¿Qué es el duelo?
El duelo es el proceso psicológico al que nos enfrentamos tras las pérdidas, algo que todos, tarde o temprano, viviremos a lo largo de la vida.
Por definición, la pérdida de cualquier objeto de apego provoca un duelo, si bien la intensidad y las características de éste pueden variar en gran medida en función del grado de vinculación emocional con el objeto, de la propia naturaleza de la pérdida y de la forma de ser y la historia previa de cada persona.
Aunque el duelo se asocia inmediatamente a la muerte, las pérdidas pueden ser muy diversas: rupturas de pareja, cambios de domicilio, cambios de estatus profesional, procesos de enfermedad o de merma funcional, entre otros.
El Duelo en una ruptura de pareja
Como seres humanos estamos preparados para vincularnos con los demás desde que nacemos. Si hablamos de vínculos con otras personas, la pareja es, sin duda, uno de los vínculos más importantes que construimos en nuestras vidas. Por ello, una separación o ruptura de pareja es un acontecimiento muy estresante y complejo emocionalmente hablando. Y es que una separación o divorcio supone la pérdida de una persona por la que habíamos apostado y de un proyecto común que también perdemos. Cuando ocurre una ruptura de pareja los recuerdos bonitos, planes de futuro y la posibilidad de crear una familia (si así lo deseábamos) también se acaban. Para manejar estas emociones tan intensas, pasamos por un duelo. Al igual que ocurre cuando perdemos a un ser querido (aunque tiene algunas características diferentes). Es importante reconocer este duelo, comprenderlo y comprendernos y aprender a digerir todas las emociones que se despiertan.
Es de suma importancia que respetemos nuestro propio ritmo. Muchas veces nuestro entorno nos insta a que salgamos y nos animemos demasiado pronto. Pero, lo cierto es que es muy importante respetar nuestro propio ritmo de recuperación.
Además, la persona vive un proceso de duelo que, como tal, puede verse complicado dependiendo de las circunstancias que rodeen a la ruptura. La ruptura también puede resultar especialmente complicada y dolorosa cuando hay niños y personas dependientes de por medio.
Hay personas que necesitan ayuda para superar una ruptura de pareja. Bien porque no tienen el apoyo social adecuado en su entorno o bien porque no saben cómo manejar el dolor que les genera la ruptura. En el Centro Iratxe López Psicología ofrecemos terapia para el duelo (ya sea la muerte de un familiar o una ruptura de pareja), y ayudamos a que la persona pueda desarrollar su duelo de una manera sana.
Necesitamos permitirnos sentir y expresar cómo nos afecta la pérdida que hemos sufrido.
Pero ¿Qué emociones y sentimientos se viven durante el duelo?
Los primeros momentos suelen ser los más caóticos, ya que, aparece una mezcla de emociones entre las que son habituales la tristeza, rabia, culpa e impotencia. También nos solemos sentir confusos. Lo más habitual es que en estos primeros momentos pongamos en marcha una serie de mecanismos y actos de despedida o cierre que nos permitan ordenar todas estas emociones y facilitan el paso de la angustia a la pena.
Es importante que nos demos permiso para expresar lo que sentimos y que seamos compasivos con nosotros mismos. No hay sentimientos correctos o incorrectos en estos momentos. En situaciones así solemos decirnos a nosotros mismos expresiones como no debería sentir pena, no tendría que estar tan mal… Lo cierto es que este tipo de pensamientos no nos ayudan a procesar el duelo.
A medida que el duelo avanza, lo normal es que vayamos sintiéndonos mejor y que esa tristeza y dolor empiecen a mezclarse con momentos de bienestar o distracción. De manera, que poco a poco, podremos ir retomando nuestra vida.
En la mayoría de los duelos por ruptura las personas suelen recuperarse sin necesidad de ayuda profesional. Sin embargo, dependiendo de cada situación y persona única, podemos llegar a necesitar ayuda profesional. Que alguien necesite ayuda no significa que sea más débil o que esté haciendo algo mal, significa que tiene o ha tenido circunstancias distintas y que, por ello, necesitará más ayuda.
Fases del duelo
La psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross identifica cinco estadios que tienen lugar, en mayor o menor grado, siempre que sufrimos una pérdida. Aunque pueden darse sucesivamente, no siempre tiene por qué ser así. Cada proceso, como cada persona, es único.
Negación
La negación es una reacción que se produce de forma muy habitual inmediatamente después de una pérdida. No es infrecuente que, cuando experimentamos una pérdida súbita, tengamos una sensación de irrealidad o de incredulidad que puede verse acompañada de una congelación de las emociones. Se puede manifestar con expresiones tales como: “aún no me creo que sea verdad”, “es como si estuviera viviendo una pesadilla” e incluso con actitudes de aparente “entereza emocional” o de actuar “como si no hubiera pasado nada”.
La negación puede ser más sutil y presentarse de un modo difuso o abstracto, restando importancia a la gravedad de la pérdida o no asumiendo que sea irreversible, cuando en muchos casos lo es.
Negociación
En la fase de negociación, se comienza a contactar con la realidad de la pérdida al tiempo que se empiezan a explorar qué cosas hacer para revertir la situación. Por ejemplo, cuando a alguien se le diagnostica una enfermedad terminal y comienza a explorar opciones de tratamiento pese a haber sido informado de que no hay cura posible, o quien cree que podrá recuperar una relación de pareja ya definitivamente rota si empieza a comportarse de otra manera.
Aceptación
Supone la llegada de un estado de calma asociado a la comprensión, no sólo racional sino también emocional, de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos inherentes a la vida humana. Se podría aplicar la metáfora de una herida que acaba cicatrizando, lo que no implica dejar de recordar sino poder seguir viviendo con ello.
Aunque el duelo es un proceso personal, también es importante su vertiente social. Todas las culturas han ido desarrollando formas de canalizar ese dolor a través de los lazos comunitarios (compartir el dolor con los otros) y con elaboraciones simbólicas que a menudo dan un sentido trascendente a la pérdida.
Ira
A menudo, el primer contacto con las emociones tras la negación puede ser en forma de ira. Se activan sentimientos de frustración y de impotencia que pueden acabar en atribuir la responsabilidad de una pérdida irremediable a un tercero. En casos extremos, las personas no pueden ir elaborando el duelo porque quedan atrapadas en una reclamación continua que les impide despedirse adecuadamente del objeto amado.
Depresión
A medida que avanza el proceso de duelo y se va asumiendo la realidad de la pérdida, se comienza a contactar con lo que implica emocionalmente la ausencia, lo que se manifiesta de diversos modos: pena, nostalgia, tendencia al aislamiento social y pérdida de interés por lo cotidiano. Aunque se denomina a esta fase “depresión”, sería más correcto denominarla “pena” o “tristeza”, perdiendo así la connotación de que se trata de algo patológico. De algún modo, sólo doliéndonos de la pérdida puede empezar el camino para seguir viviendo a pesar de ella.
Alcanzar la etapa de la aceptación y adaptarse a la perdida no significa que todo el pesar termina. El duelo por el que se atraviesa cuando se pierde a alguien que era muy cercano incluye la pérdida del futuro que esperaba tener con esa persona.
Tristeza y afrontamiento de duelos en niños
Soy consciente de que es difícil hablar a los niños de la muerte. Pero, no podemos descuidar como los niños viven el duelo. La tristeza en los niños suele manifestarse de manera distinta a los adultos, probablemente por ello se ha negado la depresión en los niños durante mucho tiempo. Pero, eso no significa que no vivan con tristeza determinados eventos negativos de la vida. Los niños suelen expresar su tristeza, además de con llanto, con quejas somáticas o con problemas de conducta.
Los duelos más frecuentes que viven los niños suelen ser la separación de los padres o la pérdida de alguna persona cercana. Es importante saber cómo afrontar adecuadamente el duelo en niños. Generalmente, se les ha separado de los ritos y de la tristeza de los adultos, con la intención de que no sufran. Sin embargo, a nivel emocional no es lo más adecuado. Por ello, muchas veces es necesario que los profesionales de la psicología acompañemos a los niños en sus duelos.
Factores de riesgo
La persona que está pasando por un proceso de duelo puede presentar algunos o todos los siguientes:
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Aislamiento social
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Problemas para pensar y concentrarse
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Momentos de inquietud y ansiedad
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Pérdida del apetito
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Apariencia de tristeza
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Depresión
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Sueños con la persona que ha muerto (incluso podría tener breves alucinaciones de oír o ver a la persona que ha muerto)
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Pérdida de peso
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Problemas para dormir
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Cansancio o debilidad
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Preocupación por la muerte o eventos relacionados con la muerte
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Búsqueda de razones para la pérdida (algunas veces con resultados que no tienen sentido para otros)
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Concentración en errores, reales o imaginarios, que cometió con la persona que ha muerto
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Sensación de culpabilidad por la pérdida
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Sentimiento de soledad y distanciamiento de las otras personas
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Expresión de ira o envidia al ver a otras personas unidas con sus seres queridos
Necesitamos permitirnos sentir y expresar cómo nos afecta la pérdida que hemos sufrido.
Cuando pedir ayuda especializada
El duelo es parte de la vida y, por tanto, es importante no patologizarlo. No obstante, a veces puede acabar complicándose, de manera que la persona queda atrapada en ese dolor que le impide seguir adelante.
Puede ocurrir de muchas formas:
a) cuadros depresivos intensos o cronificados;
b) conductas de huida de las emociones que el duelo genera a través del uso de alcohol u otras drogas;
c) reaparición en una pérdida presente de emociones y sentimientos de un duelo no resuelto en el pasado, y
d) presencia de fantasías de reunirse con el ser querido buscando la muerte de forma pasiva o activa.
Cuando el duelo se complica, es importante pedir ayuda al entorno y, si es preciso, recabar la ayuda de los profesionales de salud mental.
Psicólogos duelo CDMX
La terapia de duelo es única para cada persona, ya que cada cual tiene sus circunstancias y vivencias únicas. Sobre todo, buscaremos la aceptación del dolor que es lo que más suele costarnos, ya que, generalmente tratamos de distraernos para evitar el dolor.
La psicóloga se encarga de acompañar a la persona en este duro proceso de manera que el paciente pueda aceptar, integrar y trabajar sus emociones.
Algunos de los objetivos de la terapia de duelo suelen ser los siguientes:
• Pasar por todas las fases del duelo de forma sana.
• Prevenir que la persona pueda entrar en un estado depresivo.
• Trabajar las emociones para que fluyan de forma natural.
• Integrar emocionalmente la pérdida.
Todas las psicólogas que colaboran en el centro cuentan con Posgrado y la experiencia para el tratamiento de este trastorno.
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