No podemos dejar de incluir un apartado específico para explicar más acerca de nuestro con niños y adolescentes que sufren acoso escolar. Comprendemos y nos sensibilizamos con la complicada situación por la que pasan los menores y sus familias en una situación de acoso escolar o ciberacoso.
En Terapia Psicológica Especializada trabajamos a nivel terapéutico con menores que están sufriendo este tipo de violencia. En las sesiones de terapia les ayudamos a trabajar y sanar las vivencias traumáticas, desarrollar su capacidad de recuperación, generar respuestas asertivas, aumentar su autoestima y a establecer una red de amigos saludable. En definitiva, a dotarles de recursos para sobreponerse a la violencia sufrida y prevenir que vuelva a ocurrirles en el futuro.
Además, otro aspecto a tener en cuenta es que suele haber una diferencia de poder, esto es, el acoso es realizado por alguien en una posición de poder, puede ser en forma de fuerza física o popularidad, y está dirigido a alguien que se percibe como menos poderoso.Si tu hijo te informa de que ha sufrido cualquier tipo de agresión, mi consejo es que te lo tomes muy en serio. Lo primero es obtener una imagen lo más detallada posible de lo que ha sucedido: ¿Quién estaba allí? ¿Qué estaba pasando? ¿Qué te dijeron? ¿Qué hiciste? ¿Cómo te sentiste? También puede suceder que tu hijo no te cuente acerca del acoso que está sufriendo, ya que, la víctima en algunos casos puede llegar a sentirse culpable de la situación que sufre y llega a sentir incluso vergüenza, motivo por el cual, no cuenta la situación que está viviendo.En muchas ocasiones he preguntado a niños: ¿Por qué no le contaste a un adulto de confianza lo que te estaban haciendo? La mayoría de las respuestas suelen sonar parecidas a estas:
Se lo conté a mi madre, pero ella no me creyó.
Intenté contárselo a alguien, pero me daba demasiada vergüenza.
Pensé en contárselo a mi padre, pero eso hubiese sido peor porque hubiese ido a gritar al matón.
¿Para qué iba a molestarme en contárselo a alguien? Lo que me hubiesen dicho no habría funcionado.
El acoso escolar y el ciberacoso son una realidad que día tras día sufren muchos niños y niñas. Una terrible realidad y una forma de violencia que mina sus vidas y que tiene repercusiones negativas en su bienestar, en su desarrollo y en el ejercicio de sus derechos.
¿Qué es el acoso escolar?
Según el Protocolo de Actuación ante Situaciones de Acoso Escolar en los Centros Docentes no Universitarios de la CAPV para hablar de acoso escolar tienen que darse las siguientes tres condiciones:
1. Tiene que haber una intención de provocar daño en la otra persona.
2. La persona que recibe las agresiones no es capaz de defenderse por sí mismo/a.
3. Las agresiones tienen que darse de forma repetida.
Según el mencionado Protocolo, para poder hablar de acoso escolar tienen que cumplirse las
características indicadas. Según esta definición, en el caso de tu hijo/a reciba una agresión con la intención de hacer daño y no sea capaz de defenderse, no se trataría de acoso escolar, ya que la agresión se ha dado en una única ocasión y no tiene un carácter repetitivo.
Además, en el Protocolo de Actuación ante Situaciones de Acoso Escolar se aclara que no hay que confundir el acoso escolar con otros conflictos puntuales o esporádicos, como por ejemplo, peleas, bromas, riñas, enfrentamientos, etc.
Por supuesto, esto no significa que si tu hijo/a sufre una agresión puntual, no necesite acudir a terapia para trabajar lo ocurrido. La infancia y adolescencia son etapas de transición estresantes y complejas, y vivir un episodio de agresión puede dañar al niño/a o adolescente.
¿Cómo detectar que tu hijo esta sufriendo acoso?
Las señales de acoso escolar pueden ser especialmente difíciles de identificar, ya que, en muchas ocasiones los niños y adolescentes tratan de ocultarlas por miedo, vergüenza o por no querer preocupar a sus padres. A continuación, incluyo algunos indicadores que pueden darte alguna pista. No obstante, recuerda que el hecho de que tu hijo cumpla con algunos de los indicadores que menciono a continuación, no significa necesariamente que sufra bullying, puede haber alguna otra situación que esté explicando cambios en el comportamiento de tu hijo.
Dolores y más dolores. El que un niño no quiera ir al colegio, podría indicar que algo va mal. Es importante prestar atención a las excusas recurrentes para quedarse en casa, como dolores o llamadas frecuentes del colegio pidiéndote que vayas a recoger a tu hijo porque se encuentra mal.
Descenso en el rendimiento académico. Las calificaciones a menudo pueden verse afectadas cuando un niño está sufriendo acoso escolar. Los altos niveles de ansiedad pueden interferir en la capacidad de los niños para concentrarse y prestar atención en el aula. Por lo que, solemos encontrarnos con una bajada en las notas.
Dejar de lado los deportes y actividades extraescolares. Si tu hijo ha sido un apasionado de determinado deporte o actividad extraescolar y comienza a decir que ya no quiere continuar en esa actividad, es importante averiguar si hay algún motivo más allá. Además, es importante prestar atención a si tu hijo pasa más tiempo que antes en el ordenador o enviando mensajes a sus amigos en lugar de interactuar en persona.
Un cambio en los hábitos alimenticios. A veces el bullying ocurre en el comedor, puesto que suele haber menos vigilancia. Puede que si el acoso se da en las horas del comedor, pierdan el apetito y por lo tanto, no coman. Esto puede ocasionar una pérdida de peso o que en casa haya una gran ingesta de alimentos.
Golpes o heridas difíciles de explicar. Los golpes suelen ser comunes en el recreo, pero si tu hijo no recuerda cómo se hizo una herida, cambia la versión sobre lo que ocurrió o algo no te cuadra, puede ser una señal de que está siendo agredido físicamente.
Dificultad para dormir. Cuando un niño sufre acoso escolar, es muy posible tenga problemas para conciliar el sueño. Del mismo modo, tener pesadillas y dificultades para levantarse por la mañana también pueden ser señales de advertencia.
Tipos de acoso escolar
Bloqueo socialAgrupa las acciones de acoso escolar que buscan bloquear socialmente al niño. Todas ellas buscan el aislamiento social del niño y su marginación impuesta por estas conductas de bloqueo. Así las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con otros, o de que nadie hable o se relacione con él, son indicadores que apuntan un intento por parte de otros de quebrar la red social de apoyo. |
HostigamientoAbarca aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de hostigamiento y acoso psicológico que manifiestan desprecio, y falta de respeto y de consideración por la dignidad. El desprecio, el odio, la ridiculización, la burla, el menosprecio, los motes, la crueldad, la manifestación gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de este tipo de acoso. |
Manipulación socialAquellas conductas de acoso escolar que pretenden distorsionar la imagen social del niño o adolescente y “envenenar” a otros contra él. Con ellas se trata de presentar una imagen negativa, distorsionada del niño o adolescente. |
CoaccionesSon aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que el niño o adolescente realice acciones en contra de su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total de su voluntad. |
Exclusión socialAgrupa las conductas de acoso escolar que buscan excluir de la participación al niño o adolescente acosado. El “tú no”, es el centro de estas conductas con las que el grupo que acosa segrega socialmente al niño o adolescente. |
IntimidaciónSon aquellas conductas de acoso escolar que persiguen amilanar, amedrentar, apocar o consumir emocionalmente al niño o adolescente mediante una acción intimidatoria. Con ellas quienes acosan buscan inducir el miedo. Sus indicadores son acciones de intimidación, amenaza, hostigamiento físico intimidatorio, acoso a la salida… |
Amenazas a la integridadAbarca las conductas de acoso escolar que buscan amilanar mediante las amenazas contra la integridad física del niño o de su familia o mediante la extorsión. |
AgresionesIncluye conductas directas de agresión, ya sea física o psicológica. Esta es la violencia más directa contra el niño o adolescente. Las agresiones físicas, la violencia, robo o deterioro a propósito de sus pertenencias, los gritos, los insultos, el reírse de él… |
Y que secuelas puede presentar el niño o adolescente que sufre de acoso escolar
El posible daño que presenta un niño acosado debe ser evaluado cuanto antes. Es importante saber que los daños psicológicos suelen aparecer en las victimas de manera lenta y paulatina y no de forma inmediata. Además, el tiempo que pasa una víctima de acoso escolar hasta generar daños psicológicos significativos depende de factores que tienen que ver con sus características individuales y, sobre todo, del apoyo que recibe de su entorno social y familiar.
Por otro lado, cuando el acoso se repite a lo largo del tiempo y nadie lo para o detiene produce que se desencadene en la victima el aprendizaje de la indefensión.
El niño suele terminar aceptando una imagen negativa de sí mismo que afecta a su autoestima y que consiste básicamente en una tremenda modificación de su autoconcepto. Si el acoso dura lo suficiente, efectivamente, el niño se acabará transformando en alguien retraído, un alumno torpe, un mal estudiante, una persona frágil y vulnerable. Todo ello, le lleva a la introversión social que le aísla aun más de su entorno (ya reducido de por si a consecuencia del acoso).
Además, los cuadros de acoso pueden ocasionar problemas de atención y concentración que llevan a una disminución del rendimiento escolar.
El cuadro de Estrés Postraumático infantil es el más habitual entre los niños que sufren acoso escolar. La aparición de TEPT obedece a dos tipos de situaciones de acoso escolar que llevan a dos tipos de daños postraumáticos: TEPT de Tipo I (Estrés Postraumático tipo I) y TEPT de Tipo II (Estrés Postraumático tipo II). El tipo I aparece como consecuencia de una situación puntual e intensa de violencia, intimidación o maltrato especialmente significativa para el niño, en cuyo caso hablamos de una aparición en forma aguda. El tipo II aparece como resultado de una acumulación de incidentes de violencia aparentemente anodinos o triviales pero que terminan dando lugar a que aparezca en el niño este cuadro en forma cronificada.
Los niños desarrollan sensación de peligro difusa, inquietud, nerviosismo y un tipo de ansiedad recurrente e inespecífica con la sensación permanente de que algo terrible les va a ocurrir.
Asimismo, provoca hipervigilancia (que cursa con desconfianza y suspicacia en las interacciones con los demás). Está en alerta permanente. Los contactos más triviales o neutrales son vividos como amenazantes.
Disminución del rendimiento escolar (debido a los problemas de concentración).
Aislamiento social (los demás empiezan a percibirlo como alguien que no está bien, raro…).
Alteraciones conductuales (reacciones de pánico, ataques de rabia, miedo a ir al colegio…).
Agresividad con la familia (proyectan su frustración e indefensión en casa).
Aumento del absentismo escolar debido al miedo.
Aumento de la conflictividad en el colegio con otros compañeros o profesores.
Somos conscientes de que pocas situaciones son tan difíciles como el hecho de ver que tu hijo está siendo acosado en el colegio. Las intervenciones psicológicas apoyan a las víctimas de acoso escolar mejorando su bienestar psicológico y fomentando la recuperación del trauma.
Pasa a la acción
Como hemos dicho antes, si observas algunas de estas señales de advertencia, esto no necesariamente significa que tu hijo esté siendo acosado, pero podría indicar que ha llegado el momento de hablar con tu hijo sobre lo que está sucediendo en el colegio. Ha llegado el momento de pasar a la acción. El primer paso que recomendamos a los padres o tutores que realicen es comunicar al director del centro la situación. Para comunicar la situación al director, deberán solicitar una reunión con el mismo. Es muy importante que a esta primera reunión acuda el director del centro (ya que, deberá firmar el acta de la reunión). Si después de haber solicitado la reunión con el director, a la reunión solo acude el tutor o el orientador del centro (cosa bastante habitual), entonces recomiendo escribir una carta al centro en la que se solicite una reunión con el director y en la que se incluya brevemente el motivo de la reunión. Recomiendo, además, que esta carta se envíe con acuse de recibo . De este modo, podrá probar que se ha enviado la carta. Una vez estando en la reunión con el director, ha llegado el momento de exponer los hechos. De esta reunión se tiene que hacer un acta en la que se recogerá:
La narración de los hechos sucedidos que hace la familia.
Las medidas que la dirección va a tomar de manera provisional para garantizar la seguridad de la presunta víctima.
Además, el acta será firmada por la familia y por la dirección del centro. Es muy importante que en el centro les den una copia del acta.
Solicitar a un profesional de la Salud Mental una evaluación
Los daños psicológicos suelen aparecer en las víctimas de acoso escolar de manera lenta y paulatina y no de forma inmediata. El tiempo que pasa una víctima de acoso escolar hasta generar daños psicológicos significativos depende de factores que tienen que ver con sus características individuales y sobre todo del apoyo que recibe de su entorno social y familiar. Recomendamos siempre realizar una evaluación, por un lado, para conocer las secuelas que el acoso escolar ha dejado en tu hijo y por otro lado, para poder entregar el informe en el centro escolar a modo de una prueba más. El proceso evaluador, tal y como lo realizamos en consulta de Psicología, se lleva a cabo en tres sesiones de una hora de duración cada una. En la primera sesión llevó a cabo la entrevista a los progenitores, en la segunda sesión realizo la entrevista con el niño o adolescente. Finalmente, realizó una cuarta sesión para realizar la devolución de los resultados, tanto al menor como a los progenitores. Si tienes alguna duda que necesites consultar, puedes ponerte en contacto con nosotros.
Nuestro principal objetivo es conseguir, junto con la colaboración del colegio, el cese del acoso por parte del agresor o grupo de agresores. Siempre solemos explicar a los padres que para que haya una recuperación es necesario el cese de la violencia. Una vez logrado esto, debemos comenzar el trabajo psicológico de las secuelas que el niño sufre.
Para el tratamiento del acoso escolar solemos trabajar los siguientes aspectos (aunque siempre dependerá de cada caso particular):
– Favorecer el desarrollo de la autoestima del niño/adolescente.
– Potenciación de las habilidades sociales del niño.
– Para nosotras la implicación del centro escolar es primordial en el proceso de recuperación del niño que ha sido acosado.
– También es de suma importancia entrenarle en la obtención de nuevas habilidades que le protejan para agresiones futuras.
– Finalmente, la familia del niño tiene un importante papel. por ello, apoyamos a la familia para favorecer la integración social, emocional y escolar de su hijo.
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